Una auténtica joya de la arquitectura militar de la etapa colonial. Su construcción se debió a la imperiosa necesidad de defender el puerto y la ciudad de Lima contra los piratas que entorpecieron el tráfico colonial entre la metrópoli española y sus colonias, y evitar la repetición del saqueo a que lo sometió en 1579 el pirata Francis Drake.
La construcción de la fortaleza tiene varios momentos.
Se puede afirmar que el primer intento serio de dotar al puerto de un sistema de defensa se dio en 1618 cuando el virrey don Francisco de Borja y Aragón ordenó la construcción de dos plataformas con seis y siete cañones, respectivamente.
Estableció además una guarnición de 1,500 hombres. Y en el mar una pequeña armada integrada por ocho naves con 150 cañones.
Seis años después el marqués de Guadalcázar ordenó que la circunscripción del Callao sea rodeada con una trinchera de adobes y ladrillos y se construyeran tres plataformas en la playa con 50 cañones y un fuerte en las afueras del poblado.
Luego del catastrófico terremoto que arrasara el Callao y la ciudad de Lima en 1746 el virrey José Antonio Manso de Velasco encargó al matemático y cosmógrafo francés Louis Godín el diseño de una fortaleza.
El proyecto se aprobó y los trabajos se iniciaron el 16 de enero de 1747. La construcción duró 27 años y fue el virrey Manuel de Amat y Juniet quien inauguró la portentosa obra.
La fortaleza recibió el nombre de Real Felipe en homenaje al rey Felipe V.
Durante la etapa de la emancipación fue el último bastión del ejército realista. Es famosa la resistencia del brigadier español Ramón Rodil.
En 1823 la fortaleza albergó al Primer Congreso Constituyente.
La fortaleza luego serviría como prisión política de 1826 a 1833. En 1839 se convirtió en Aduana. El último suceso militar de la fortaleza fue el Combate del Callao del 2 de Mayo de 1866.
Tiene la forma de un pentágono irregular. En cada uno de sus cinco vértices sobresalen baluartes de diseño triangular, que fueron bautizados con los siguientes nombres: el Rey, la Reina, San Felipe, San Carlos y San José. En estos baluartes se edificaron igual número de almacenes a prueba de todo para guardar pólvora.
Los lados de estos triángulos se denominaron flancos y cortinas. Magistral se denominaba la línea recta e imaginaria que unía los vértices de los baluartes. Solo los baluartes el Rey y la Reina tienen torreones, llamados también caballeros.
A cada uno de ellos se ingresa por un pequeño puente y están comunicados por un terraplén de 22 metros de ancho, denominado camino de ronda. El torreón del rey tiene dos plataformas circulares para artillería. Se asciende a ella mediante una escalera de caracol.
La Reina, en cambio, tiene tres pisos y posee cuatro plataformas para artillería y un sistema interno de escaleras y pasadizos.
En la construcción de la fortaleza se utilizaron cinco millones de metros cúbicos de material sólido, de bloques de piedra arrancados de las canteras de la isla San Lorenzo, de Panamá y de los bloques desenterrados de las antiguas defensas derruidas por las catástrofes.
Un estudio geológico ha determinado que el material utilizado en la edificación de la fortaleza es cuarcita y arenisca untadas con el calicante o mezcla blanca (unión de cal, agua y huevos de aves guaneras), lo que la convierte en un sólido fortín. Ha resistido el paso del tiempo y la violencia de los hombres.
Desde 1984 la fortaleza es sede del Museo del Ejército Peruano. Se trata de un verdadero escaparate donde se exhiben objetos, uniformes y armas de los guerreros peruanos de todas las épocas.
En su recorrido destaca La Casa de la Mujer, un ambiente en el que se rinde tributo y homenaje a los servicios desinteresados de las mujeres en tiempos de conflictos bélicos. También sobresale el lienzo de La Rabona, nombre que se le daba a la dama que acompañaba a su esposo durante la guerra con Chile. Otros lugares de visitas son las recreaciones de las diferentes etapas heroicas del ejército peruano durante la época republicana.
La construcción de la fortaleza tiene varios momentos.
Se puede afirmar que el primer intento serio de dotar al puerto de un sistema de defensa se dio en 1618 cuando el virrey don Francisco de Borja y Aragón ordenó la construcción de dos plataformas con seis y siete cañones, respectivamente.
Estableció además una guarnición de 1,500 hombres. Y en el mar una pequeña armada integrada por ocho naves con 150 cañones.
Seis años después el marqués de Guadalcázar ordenó que la circunscripción del Callao sea rodeada con una trinchera de adobes y ladrillos y se construyeran tres plataformas en la playa con 50 cañones y un fuerte en las afueras del poblado.
Luego del catastrófico terremoto que arrasara el Callao y la ciudad de Lima en 1746 el virrey José Antonio Manso de Velasco encargó al matemático y cosmógrafo francés Louis Godín el diseño de una fortaleza.
El proyecto se aprobó y los trabajos se iniciaron el 16 de enero de 1747. La construcción duró 27 años y fue el virrey Manuel de Amat y Juniet quien inauguró la portentosa obra.
La fortaleza recibió el nombre de Real Felipe en homenaje al rey Felipe V.
Durante la etapa de la emancipación fue el último bastión del ejército realista. Es famosa la resistencia del brigadier español Ramón Rodil.
En 1823 la fortaleza albergó al Primer Congreso Constituyente.
La fortaleza luego serviría como prisión política de 1826 a 1833. En 1839 se convirtió en Aduana. El último suceso militar de la fortaleza fue el Combate del Callao del 2 de Mayo de 1866.
Tiene la forma de un pentágono irregular. En cada uno de sus cinco vértices sobresalen baluartes de diseño triangular, que fueron bautizados con los siguientes nombres: el Rey, la Reina, San Felipe, San Carlos y San José. En estos baluartes se edificaron igual número de almacenes a prueba de todo para guardar pólvora.
Los lados de estos triángulos se denominaron flancos y cortinas. Magistral se denominaba la línea recta e imaginaria que unía los vértices de los baluartes. Solo los baluartes el Rey y la Reina tienen torreones, llamados también caballeros.
A cada uno de ellos se ingresa por un pequeño puente y están comunicados por un terraplén de 22 metros de ancho, denominado camino de ronda. El torreón del rey tiene dos plataformas circulares para artillería. Se asciende a ella mediante una escalera de caracol.
La Reina, en cambio, tiene tres pisos y posee cuatro plataformas para artillería y un sistema interno de escaleras y pasadizos.
En la construcción de la fortaleza se utilizaron cinco millones de metros cúbicos de material sólido, de bloques de piedra arrancados de las canteras de la isla San Lorenzo, de Panamá y de los bloques desenterrados de las antiguas defensas derruidas por las catástrofes.
Un estudio geológico ha determinado que el material utilizado en la edificación de la fortaleza es cuarcita y arenisca untadas con el calicante o mezcla blanca (unión de cal, agua y huevos de aves guaneras), lo que la convierte en un sólido fortín. Ha resistido el paso del tiempo y la violencia de los hombres.
Desde 1984 la fortaleza es sede del Museo del Ejército Peruano. Se trata de un verdadero escaparate donde se exhiben objetos, uniformes y armas de los guerreros peruanos de todas las épocas.
En su recorrido destaca La Casa de la Mujer, un ambiente en el que se rinde tributo y homenaje a los servicios desinteresados de las mujeres en tiempos de conflictos bélicos. También sobresale el lienzo de La Rabona, nombre que se le daba a la dama que acompañaba a su esposo durante la guerra con Chile. Otros lugares de visitas son las recreaciones de las diferentes etapas heroicas del ejército peruano durante la época republicana.
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